La historia de Lanna Haman, una chica de dieciséis años de
Kentucky, Estados Unidos, empieza como miles de historias que ocurren
todos los días. La joven se desplazó a México junto a unas
amigas para pasar sus vacaciones y hacer lo que hacen las chicas de su
edad: comer en restaurantes, salir por los bares de la zona o disfrutar de las espléndidas playas mexicanas. Hasta aquí todo normal.
Una mañana en la que Lanna tomaba el sol se empezó a encontrar mal. La joven se lo comentó a sus amigas, que al principio no le dieron mayor importancia, pero viendo que cada vez se encontraba peor, decidieron llamar a sus padres. Después de unos momentos de tensión en los que parecía que Lanna parecía recuperarse, se desplomó en la arena. Había sufrido un infarto de miocardio que fue fatal para ella, puesto que murió en el acto.
Nadie se explicaba cómo una joven de dieciséis años y completamente sana podía haber sufrido un infarto de miocardio, hasta que los médicos encontraron el motivo. Lanna había sustituido en sus vacaciones el agua por bebidas energéticas, bebidas que contienen la misma cafeína que cuatro tazas de café, y su cuerpo no lo pudo soportar. Además del exceso de cafeína, las amigas confesaron que llevaban días sin dormir más de cuatro horas, cosa que también influyó en la triste muerte de la joven.
Si eres consumidor de estas bebidas recuerda la tremenda cantidad de cafeína que contiene una sola lata, y procura no pasarte o te llevarás un buen susto.
Una mañana en la que Lanna tomaba el sol se empezó a encontrar mal. La joven se lo comentó a sus amigas, que al principio no le dieron mayor importancia, pero viendo que cada vez se encontraba peor, decidieron llamar a sus padres. Después de unos momentos de tensión en los que parecía que Lanna parecía recuperarse, se desplomó en la arena. Había sufrido un infarto de miocardio que fue fatal para ella, puesto que murió en el acto.
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