Akhilesh Kumar entró en el hotel para comer y se sentó junto a la ventana. Después de hacer su pedido, vio a un niño que lo miraba desde la calle con atención, así que decidió hacerle una señal e invitarlo a pasar para que comiera con él. El niño entró de inmediato, acompañado de su hermana pequeña.
Kumar pidió a los camareros que les preparase dos platos más como el suyo y en pocos minutos los pequeños habían terminado lo que les habían servido mientras él seguía sin tocar su plato.
Cuando al fin terminó su plato, llegó la hora de pedir la cuenta y quedó impresionado al ver lo que le habían llevado los camareros; el ticket de la comida mostraba un costo de 0 $ y se leía el siguiente mensaje:
“No tenemos una máquina que pueda cobrar por la humanidad. Que cosas buenas le acompañen”.
Ójala el mundo estuviese lleno de gente como Akhilesh Kumar.