Ocurrió en Los Angeles y el maitre del restaurante sugirió a la chica
que se pusiera algo encima porque estaba incomodando a unos comensales
de la mesa de al lado.
La pareja se fue del restaurante
interponiendo la correspondiente denuncia a la oficina del consumidor y
denunciándolo a los medios de comunicación.
¿Qué opináis? ¿Dónde está el límite?