La estación de tren de St. Pancras, en Londres, dispuso una serie de
pianos públicos para que cualquiera que quisiera pudiera tocarlos. La
idea es que la música funcione como una distracción para los viajeros,
creando una atmósfera distinta. Pero estoy seguro de que nadie podría
haber predicho que sería un niño de 8 años el encargado de encandilar a
todos los transeúntes.