No sé si alguna vez te ha apetecido que tu firma sea el dibujo de un pene. Si eres esta clase de persona, que sepas que ahora puedes hacerlo. Al menos la ley australiana te ampara, no sabemos lo que opina la ley español. Todavía.
Jared Hyams es un hombre de Melbourne que acaba de vencer una batalla legal de cinco años de duración contra autoridades de su país, para conseguir que admitan que firme sus documentos con un garabato de lo más juvenil: un pene —con sus dos testículos.
La épica batalla de Jared comienza en 2010, que usó el dibujo en su licencia de camiones del Estado de Victoria y, sorprendentemente, fue admitida como buena: “Cada vez que me mudaba de casa tenía que firmar nosecuantos documentos, y siempre me preguntaba “¿pero esto lo mirará alguien?”, así que empecé a experimentar con firmas: primero firmé con una línea y no pasó nada, así que lo próximo fue dibujar un cipote”.
La Comisión Electoral Australiana quiso pararle los pies, y ahí comenzó su batalla legal. El demandante se empecinaba en que aquella y no otra, era su firma genuina.
A esas alturas ya utilizaba la firma en todos los documentos: pasaporte, tarjeta de crédito… así que ya no tenía más opción que seguir adelante. Aquella era mi firma para todo.
Pero la autoridad de tráfico de Victoria se negó a admitir la firma del pene por considerarla ofensiva. Hyams decidió llevar a juicio a la institución, pero su demanda fue rechazada por dos veces. Ahora, finalmente le han dado la razón y le autorizan para firmar “como le salga de la polla“.