viernes, 29 de enero de 2016

La terrible historia de Nano, el gato que se siente atrapado en el cuerpo de una mujer.

Como a la mayoría de los gatos, a Nano le gusta intentar cazar ratones, maullar y gruñir a los perros. Nada anormal de no ser porque Nano es una mujer. Esta chica noruega de 20 años se ha hecho muy popular tras conceder una entrevista al canal local NRK P3 Verdens Rikeste Land haciendo esta confesión: “Nací en la especie equivocada”.
La entrevista, colgada en Youtube, ha conseguido más de 800.000 visualizaciones en solo 3 días. Y es que no tiene desperdicio: Nano asegura tener un sentido superior de audición y de la vista y poseer muchas características felinas, como la capacidad de comunicarse tan solo maullando.


“Me di cuenta de que era un gato con 16 años. En mi nacimiento hubo un defecto genético”, explica en el vídeo luciendo unas orejas puntiagudas y una cola artificial. Mientras pasea por la estación central de Oslo afirma que puede oír y ver lo que una persona normal no podría: “Maletas rodando por el suelo, el tintineo de unas llaves en los bolsillos…”.
Para mimetizarse más aún con su especie natural frustrada, Nano suele ponerse un par de patas gigantes rosas y se frota la cara al igual que lo haría un gato. Ya está lista para gatear, arrastrarse por el suelo y mirar con nostalgia por la ventana a la vez que araña la pared con sus patitas y gime como un felino frustrado.
“Es obvio que soy un gato cuando empiezo a ronronear, maullar, caminar a cuatro patas y cosas por el estilo”, dice convencida. También asegura que le encanta “dormir en el servicio y el alféizar de la ventana”.
Pero ¿qué ventajas adicionales entraña ser un gato? Según Nano, su elevado sentido de la audición. “Puedo oír mucho mejor que la gente común, y puedo ver mucho más”, revela. Incluso afirma poseer visión nocturna. “También puedo ver mejor en la oscuridad que a la luz del día. No es problema", asegura.
Sin embargo, Nano resume su vida como gato como “agotadora” pero dice que te llegas a acostumbrar de vivir con “instintos de gato”. “Mi psicólogo me dijo que puedo salir de esto, pero lo dudo. Creo que voy a ser gato toda mi vida”, concluye. Miau.
Fuente Cecilia Marín